¿Qué? ¿Me echabais de menos? Espero que al menos un poquito, que una tiene sus cibersentimientos.
Mi pequeño parón -más largo de lo que había previsto y deseado- se debe, en esta ocasión, a que he he protagonizado una época muy atareada en el más extenso sentido de la palabra, en la que ha habido de todo, damas y caballeros –bueno y malo-, pero nos quedaremos solo con lo bueno (proyectos laborales y solidarios). En cualquier caso, espero pasarme por aquí más a menudo para seguir compartiendo con vosotros palabras, curiosidades o lo que se tercie y que tenga alguna relación con el mundo del lenguaje y lo audiovisual.
Pues bien, he decidido romper esta sequía de entradas, inaugurando una nueva categoría que se me ha ocurrido bautizar como «palabras rescatadas», con la novedad de que parten del español, aunque siempre que me sea posible, procuraré incluir su equivalente en inglés. Hablo de rescatarlas porque o bien no las utilizamos de forma tan habitual en nuestro lenguaje diario o bien porque aunque así fuere, gozan de una belleza o peculiaridad que las hacen merecedoras del rescate lingüístico.
¿Y esto a santo de qué? Seguid leyendo, criaturitas. Hace casi dos años comencé a formarme como locutora y actriz de doblaje y muchos sabéis la ilusión y ganas que le pongo -y el sacrificio y duras decisiones que me está llevando a tomar-. Quiso la suerte -y alguna que otra carambola de la vida- que me estrenara como locutora de audiodescripciones de forma oficial en diciembre de 2015. Ya han llovido unos cuantos meses, ¿eh? Como tengo el honor de conocer en persona a Carlos -revisor, traductor y ante todo, maestro de la palabra y creador de la mayoría de los guiones de las audiodescripciones que locuto-, me ha parecido una gran motivación para rescatar parte del vocabulario que elige minuciosamente para las descripciones que permiten que los ciegos disfruten de algún modo de esas imágenes que sus retinas no pueden captar y que una servidora tiene el honor de que su voz transmita. No imagináis lo que estoy disfrutando y aprendiendo con esta experiencia gracias a él y su arte. Y como no podía ser de otra forma, a él le dedico esta entrada. ¡Gracias, Charlie!
Seguro que muchos habéis visto una hornacina mientras estabais haciendo turismo por algún bonito pueblo o ciudad y ni os habéis planteado cómo se llamaba ese huequecito en la pared donde a veces hay colocado un santo o una estatua de la virgen. Define la RAE como hornacina al hueco en forma de arco, que se suele dejar en el grueso de la pared maestra de las fábricas, para colocar en él una estatua o un jarrón, y a veces en los muros de los templos, para poner un altar. Esto se denomina normalmente en inglés niche. Estoy convencida de que la próxima vez que os crucéis con una, os acordaréis de mí. La de la foto pertenece a la iglesia de San Pedro en Jerez.
Me has hecho ruborizarme, maja. Que quede claro que el mérito es todo tuyo.
Un abrazo,
Carlos
Bueno, permíteme que discrepe un poco: el mérito, en todo caso, es compartido. ¡Y las palabras que vendrán! Lo más complicado va a ser encontrar su equivalente en inglés, pero ¡lo conseguiremos!
Qué gusto ver que hay gente tan profesional como tú y orgullosa de tener como amiga a una grandísima persona.
Gracias, pero qué mona eres. Se hace lo que se puede por intentar hacer las cosas bien, pero ahora que no me lee nadie, a veces soy un poco desastrillo. 🙂