Para celebrar el Día Internacional de la Traducción he decidido contaros —con bastante fidelidad— cómo respondí a una molesta llamada que recibí hace unos días, mediante la cual pretendían hacerme «picar» para que invirtiera a través de una empresa especializada en inversiones en la que, presuntamente, me había registrado. Hace un par de años, las recibía continuamente desde diferentes números internacionales, pero era siempre la misma voz (una ha desarrollado bastantes habilidades a la hora de reconocer voces) y por más que bloqueaba números, seguían llamando hasta que cesaron, pero… ¡vuelven al ataque! Podéis ver la conversación en la foto que acompaña a esta entrada.
Siempre es una voz femenina la que se dirige a mí por nombre y apellidos y me habla en un español bastante correcto, pero con fuerte acento extranjero. No me caracterizo por ser muy rápida a la hora de reaccionar, pero cuando con su marcado acento extranjero me dijo que se llamaba María Pérez, rápidamente me salió decirle que yo era Jane Doe, aunque confieso que lo de imitar el acento lo añadí a la conversación con fines dramáticos.
Jane Doe es un nombre genérico que se utiliza, sobre todo en un contexto legal, para referirse a una mujer cuya identidad se desconoce, o para dar un nombre genérico de mujer (como Fulanita o Fulanita de Tal). Cuando se trata de un hombre se utiliza John Doe y si se trata de un bebé, Baby Joe.
MBJ
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